El tercer habitante

Pues sí, tenemos un tercer habitante viviendo en nuestro piso, para ser concretos, detrás de la cocina.

Durante nuestra primera o segunda semana en Nueva York ya tuvimos un problema parecido, pero en aquella ocasión nos tocó el ratón tonto, ese que sale en todas las películas de ratones como el torpe...

De hecho, fue debido a un despiste nuestro, al dejar el aceite de freír encima del mármol (o piedra, o como lo llame cada uno) sin tapar. Resultó ser la trampa perfecta !!! El ratón entró, pero claro, no pudo salir.

No es bonito ir a hacer el desayuno y ver a un ratón tonto empringado de aceite intentando salir de lo que él pensaba que sería un banquete... y la pregunta fue la siguiente:

- Vale, el ratón está atrapado, pero le voy a poner la tapa de la hoya por si se le ocurriera dar el salto de su vida y escapar, y empringar la cocina de aceite !!!

Y una vez cubiertas las vías de escape, ¿qué hacer? ¿qué se hace con un ratón tonto y pringoso? Las propuestas fueron las siguientes:

- Quedárnoslo como mascota (declinada por mí pese a la insistencia de María con argumentos como "venga porfi" o "porfi, porfi, porfi").

- Meterlo un minuto en el microondas a ver qué pasaba (declinada por María, según ella era evidente, el ratón moriría frito). Me quedé sin saberlo.

- Hacer lo que todo español haría si no se pueden llevar a cabo las otras dos opciones: tirarlo por la ventana y que la naturaleza decida...

Al parecer la naturaleza eligió dejarlo vivir, porque tras volar tres pisos y caer al patio, desapareció.

Ahora tenemos un problema parecido, solo que el ratón no es "el tonto", o ha aprendido... tenemos una trampa situada de manera estratégica, pero por ahora nos está vacilando !!! ¿pensará que ahora somos nosotros los tontos?